Llegada de Adam [Libre]

La joven de rubios cabellos se encontraba algo perdida. Acababa de llegar al lugar, con una sola maleta en mano de tamaño pequeño, suficiente para las escasas prendas que dentro portaba. Sus ropas eran un hermoso vestido blanco con adornos rojos y decorado con abalorios de cruces invertidas.

Se hallaba frente a la puerta, algo nerviosa por entrar al recinto escolar con aquella prenda, algo exótica para cualquier lugar, más aún para un colegio. No sabía porqué su madre le había enviado allí, según le dijo, la directora era amiga suya pero... Tampoco es que la joven de ojos rojos se fiara mucho aún a pesar de cuánto le fascinaba entrar en un sitio nuevo para ella.

Cerca de allí vió la figura de un joven, de cabellos castaños o negros, no sabría decirlo, pero parecía algo perdido igual que ella, aun así, nunca se le daba bien iniciar ni mantener conversaciones así que se mantuvo al margen de preguntarle nada.

Su antención volvió a fijarse una vez más en el ojirrojo, notando algo raro en su cabeza. Se quedó mirándole un rato hasta que se cercionó de que no eran algo normal, eran... ¿Orejas de gato? Terminó por creer que sí y se acercó despacio a él, quedando un poco a su espalda.

- D-disculpa... -murmuró por lo bajo intentando llamar la atención del muchacho de cortos cabellos. Estaba algo nerviosa, por lo que sus manos, aferradas al asa de la maleta, temblaban de forma leve.

Dió un pequeño respingo, sorprendida en extremo al creer haber visto aquellas orejas moverse, ahciedno que tuviera el impulso de fortar sus ojos para volver a mirarle, encogiéndose y enrojeciendo un poco cuando la saludó tan enérgicamente, erspondiendo ese saludo con un leve asentimiento de cabeza y un tímido "hola".

- E-esto... N-no querría ser indiscreta pero... ¿S-son de... D-de verdad? -preguntó señalando con una de sus manos las orejas ajenas, esperando que su gesto y pregunta no le molestasen.

- N-no querría ser descortés -dijo de forma rápida moviendo sus manos frente a sí de un lado a otro, negando con ellas. Si eran de verdad, significaba que él era...

- ¿Eres un... Neko? -cuestionó de neuvo esta vez, solo dejando pausas entre sus palabras en lugar de que estas sonasen también entrecortadas. Había leído sobre algunas clases de bestias, pero nunca pensó que pudieran llegar a ser reales.

Adam volvio a su posicion, medio desilusionado, para después volver a ser el de antes, y asintir, y después, puntualizar, cruzándose de brazos.

-Mas o menos. Mi padre es un Neko, y mi madre Humana, así que soy un mestizo, mas o menos.-Dijo sonriente, explicándole la situación a la chica, con pelos y señales, y con toda la confianza de el mundo, ademas de gesticulando para dejar las cosas aun mas claras. Al rato, se dio cuenta de que había pasado algo por alto.

-¡Por cierto! Soy Adam, Adam Lekker, encantado de conocerte.-Dijo, sonriente, mientras se señalaba con el dedo gordo, en un gesto bastante característico suyo.

- Pero... Tienes sangre neko... -dijo para sí misma mirando sus orejas absortas. Había buscando la cola con disimulo, pero la explicación ajena le dió a entender que, o no la mostraba, o es que solo había heredado las orejas como único rasgo gatuno.

- Eva... Eva d'Angelique -se presentó también, solo que ella hizo una leve reverencia posando de nuevo sus manos sobre el asa de su maleta, teniendo esta justo frente a sus piernas.

- B-bueno... Nunca había... Visto a nada que no fueran humanos así que... M-me soprendió ver tus orejas -respondió con tono avergonzado y con la mirada gacha, mirándolas de vez en cuando y jugando con sus pulgares pues no sabía cómo se tomaría él aquella "confesión". Era casi ridículo que solo le hubiese hablado por quedarse prendada de las felinas orejas.

El chico soltó una sonora aunque simpática risa, y después le comento su situación a la rubia.

-Veras Eva, soy nuevo aquí. Y estoy muy perdido...¿No sabrás como se llega a las habitaciones?-Pregunto el chico, poniéndose las manos en la nuca, y soltando momentáneamente sus maletas en el suelo, las cuales empezaban a pesarle.

- Ah... Creo que tengo un plano... -efectivamente tenía un plano del centro que le había dado su madre antes de ir. Lo cogió entre sus manos dejando su maleta frente a sí, la cual, seguramente, sería motivo de un próximo tropiezo cuando la ojirroja se intentara mover hacia delante. Según parecía, el edificio que tenían en frente estaba separado del de las habitaciones, que era el que tenían a mano izquierda.

- Pero... ¿Ya te has presentado en el despacho? Los nuevo debemos ver a la directora o el subdirector -explicó algo más confiada, algo más calmada.

- Esto... Se encuentra en el último piso, pero hay un ascensor que lleva directo allí -dijo viendo el plano mientras hablaba para evitar equivocarse en sus palabras.

- No se puede entrar en las habitaciones sin llave, y es la directora o el subdirector quien las da -comentó apra informarle de que, si quería dejar sus cosas, lo mejor que podía hacer era pasar primero por aquel lugar.

- Ah... ¿T-te importa sí... Te acompaño? -preguntó algo inocente buscando llamar su atención y detenerlo. No era que le costase trabajo llegar sola, pero no conocía a nadie allí, y se acababa de encontrar con un ser que solo creía leyenda, algo que le fascinaba más que cualquier invento tecnológico de los que se hallaban en aquella época. Así mismo, el chico le había caído bien, era gracioso, incluso sociable y hablador, algo contrario a ella que casi siempre se mantenía callada y alejada de las personas.

La joven adquirió un leve tono rosado en las mejillas cuando los orbes rojos ajenos se clavaron en los suyos, haciendo que descendiese su mirada a la sonrisa que se ibujó en el rostro de Adam antes d escucharle, quedando prendada de la imagen felina de este aunque su ensimismamiento no duró mucho.

- V-vale -dijo como último comentario. Seguiría o, más bien, guiaría al joven neko hasta el despacho fiándose del plano que tenía. Soloe speraba que este estuviera bien.





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