Llegada

El joven hibrido acababa de llegar a la academia, por más que no lo demostraba, tenía miedo. Hacía poco que había sido separado de lo que conocía como familia y de su hermano y llevado a ese lugar donde todo le parecía hostil. Había dejado la maleta en su cuarto y se había acercado a la puerta de la directora. Suspiró y tocó un par de veces la puerta.

La directora ya se había tomado la molestia de mostrarse más o menos decente con un vestido de porte oriental de mangas por los codos y sin escote con el dibujo de un dragón bordado en dorado por toda la zona derecha del traje de color blanco y botas de tacón en color negro acorde con lor bordes, también negros, de su prenda. Su largo cabello negro estaba recogido en una coleta alta adornada con una simple peineta también dorada, dejando libres solo su flequillo y dos típicos mechones a cada lado de su rostro.

El sonido de la puerta no se hizo esperar y, dejando su pipa sobre la mesa apoyada en el cenicero de esta, se levantó tras decir que la puerta estaba abierta y, una vez el joven peliblanco hubo entrado, se acuclillo para quedar a su altura sonriendo ampliamente.

- Vaya vaya vaya... Eres más mono de lo que creía~ -canturreó divertida estirándole un poco los mofletes hasta que un estruendoso golpe sacudió la puerta. Como siempre, a la mujer que se dejó ver tras la susodicha puerta le gustaba hacer grandes y ruidosas entradas. Al menos cuandose trataba de ir a aquel lugar.

Obviamente, estaba más que cabreada. Odiaba con todas sus fuerzas tener que ir al despacho solo porque sabía a quién iba a encontrar allí. Ni más ni menos que a la bruja, literalmente, a quien no tenía en muy alta estima que digamos...

Vestía el uniforme del colegio, ni siquiera le había dejado tiempo para quitarse el rosario y cambiarse, teniendo que hacer eso primero por el camino y claro, alarmando a todo aquel que viera a una pelirrosa corriendo que poco a poco cambiaba su cabello a blanco platino y cuyas curvas se acentuaban mientras se quitaba la chaqueta, dejando ver solo una camisa blanca de mangas cortas y un buen escote con solo abrochados los botones del medio, dejando también a la vista su abdomen y cintura.

Al entrar al despacho por poco no derriba la puerta de una patada, aunque se calmó un poco mirando desde arriba al joven que había allí y a la directora continuamente, pasando de uno a otro con la palabra en la boca queriendo preguntar porqué la había llamado, aunque con lo loca y malvada que era Yûko con ella empezaba a imaginarse lo peor.

Al ser su mejilla jalada se alejó un par de pasos para librarse sobándose la misma con su diestra, con su seño fruncido miró a la directora no muy contento de estar allí, entre asustado y enojado su mirada se dirigió a la peliblanca que acababa de entrar. Mantenía silencio y se mostraba sumiso y tranquilo pese a la mirada de enojado y su moflete colorado haciéndole ver más adorable.

Ni una sola mueca de molestia se dibujó en el rostro de la directora quien tan solo se alzó, dándole la vuelta al joven para que le diera el frente a la peliblanca y posar sus manos en las del menor, mriando siempre a la extrañada alumna.

- Bien... Dante, te presento a Ruby Nightmare. Ella se encargará de ti durante la estancia en la escuela ^^ -como era de esperar, sus palabras no le gustaron nada a la vampiresa aunque ella seguía manteniendo su tranquila mirada.

A punto estuvo de darle un ataque de rabia cuando escuchó las palabras de la mujer de orientales ropas. ¿Estaba hablando en serio? Por su tono, la mestiza dedujo que sí, y no se mantuvo callada, ni por asomo.

- ¡¿Estás loca?! ¡No pienso hacer de niñera! ¡Suficiente tengo con evitar que los dem...! -sus palabras fueron cortadas casi a la mirad de su queja cuando la inquisidora mirada de la directora le hizo callar. Estaba claro que no quería que siguiera hablado sobre ello.

Puede que el joven fuera demonio, tal y como lo sentía ella, pero al parecer o sabía nada de otros de su especie o, al menos, que no había nadie más allí de su condición. Su mirada bajó a la celeste del menor, relajando sus músculos y suspirando tras breves segundos, desviando también su rostro y, por ende, sus ojos.

- "¡Eres una maldita chantajista!" -pensó mientras cedía, la maldita morena sabía bien que su resistencia con los críos era poca, pero aún había algo que le carcomía la cabeza.

- Me encargaré de él pero... Tiene habitación, ¿verdad? -cuetionó, recibiendo solo una nueva sonrisa de parte de su superior, haciéndole temer lo peor.

- ¿No estarás pensando en que duerma conmigo?... -de nuevo, solo recibió silencio y a punto estuvo de explotar, literalmente. De no ser poque la ojirroja era mayor que ella en todo, tanto en edad como en poder y demás, ya le habría intentado lanzar por la ventana.

El menor fue fácilmente movido por la mayor enfrentando a quien acababa de entrar cuando la vio tan alterada retrocedió un paso chocando contra las piernas y vientre de Yuko, apenas llegaba al metro y medio de altura, a pesar de su edad ya mostraba que en su adultez sería alguien más bien alto, su cabeza se apoyó, sin intención, sobre los pechos de la directora provocando un rubor en las mejillas del hibrido. No estaba muy conciente de su situación, tampoco de su raza, solo sabía que él y su hermano pronto se destacaron el los deportes casi en demasía por su fuerza y agilidad, pero para él seguía siendo un simple humano, aunque algo de aquella peliblanca le decía que ella no era como todas, incluso se sentía intimidado, pues sin saberlo estaba frente a un demonio de mayor poderío.

Al escuchar las palabras de ambas sus ojos se agrandaron al abrirse de par en par y alzó la cabeza para mirar a la pelinegra volviendo a impactar esta, sin fuerza ni intención, contra los senos ajenos reavivando el rubor en sus mejillas y haciéndole titubear en sus palabras - ¿Qu… Que? ¿Voy a compartir mi habitación con una chica? – miró a la peliblanca con su seño fruncido pero en su mirada se notaba que aún algo de miedo le tenía - No quiero dormir en una cama rosa ni rodeado de muñecas – dijo el infante con la voz aún a medio desarrollar traicionándole en la última palabra al subir de tono.

Ni siquiera le importó la leve presión sobre su pecho aunque, de haber sido otra situación, quizá hubiera hecho uso del rubor del joven para avergonzarlo. Sin embargo, lo primero era lo primero, hacer que él se sintiese cómodo en el lugar donde viviría y, aunque quizás la compañera que había elegido para tal tarea no fuese la mejor, no perdería la oportunidad de fastidiar a la vampiresa.

- Al contrario, ella compartirá su habitación contigo hasta que vea si puedes quedarte solo en un cuarto o dormir con alguno de los profesores. Por el momento no tengo ningún otro candidato así que, te ha tocado a ti Ruby ^^ -como siempre, el tono de voz de la bruja sacaba de sus casillas a la platinada, y eso era más que visible por la venita que crecía en la sien de esta, incrementada también por el comentario del menor y haciendo obvias las ganas que tenía de darle un buen puñetazo en la cabeza.

Su rostro descendió hacia el ojiazul, guiñándole uno de sus orbes en señal de confianza y soltándole los hombros solo para posar sus manos en su propia cadera. Sabía que la mestiza le cuidaría bien, fuera o no orden de la propia directora. Además... Poco rosa se encontraría él en la habitación de la joven con la excepción del cabello de su forma humana, pero claro, eso aún no lo sabría y estaba más que claro que Ruby se quejaría por ello. En cierto modo era precisamente eso por lo que la morena había elegido a su alumna como la candidata para cuidar al pequeño semi demonio pues, al tener ella dos apariencias, debería explicarle al joven muchas cosas y, sobre todo, algún que otro detallito del colegio.



[Salta el turno de Ruby xD]

Se cruzó de brazos algo molesto, un pre-adolescente debía tener su propio espacio privado, no pensaba compartirlo y menos con ella. Lo único bueno que veía de estar en ese colegio era que ya no debía compartir habitación con su hermano si no que pensaba tener una para si mismo pero no. No solo eso si no que en vez de su hermano tenía a ese modelo de playboy mal pagado.
Solo un “tsk” se escuchó del platinado mientras desviaba su mirada al piso. Aunque una sonrisa afloró en sus labios al pensar que al compartir habitación con ella podría llegar a verla desnuda.

Dejó escapar un sonoro gruñido por las palabras ajenas al tiempo que su ceño se fruncía un poco más de como ya estaba, afilando al tiempo su mirada clavada en la sonrisa de la morena, quien había vuelto a mirarla. No hacían falta palabras para que la mestiza supiera que no había posibilidad de cambio, como también que, a menos que él tuviera alguna otra pregunta, queja o duda, podían irse ya.

- Bruja -criticó en despectivo tono a su superior, quien le respondió un simple y sarcástico gracias. De más estaba decir que Ruby no tenía la menor idea de lo que pensaba el menor, pero le daba exactamente igual. Lo peor que veía de compartir su cuarto, dejando de lado la obvia pérdida de intimidad y soledad, sería la posible relación de sus dos personanilades con el menor al que, de seguro, su yo humana trataría como un rey mientras que ella misma, si podía, pensaba hacerle vivir en un infierno.

Luego del insulto y el correspondiente gracias (¿) el hibrido se acercó a la peliblanca y sonriéndole ampliamente alzó su mirada por la diferencia de alturas y le extendió la mano - Muéstrame el colegio – pese a la inocencia de su sonrisa en su mirada de podía leer una fibra de maldad que le podría dejar ver a la diablesa que este tenía intenciones escondidas.

Su mirada bajó ahcia el peliblanco cuando notó como este se acercó a ella y volteó también su rostro hacia él, viendo aquella sonrisa de niño inocente y cómo alzaba su mano hacia ella. Ni por asomo se tragaba el cuento de joven que no ha roto nunca un plato, pues no se fíaba de la mirada azulina de este por mucha debilidad que resultaran ser los infantes para ella.

- "¿Durante cuánto tendré que soportar esto?" -pensó queriendo preguntárselo a la loca que tenía enfrente. Odiaba aquella sonrisita que tenía dibujada en la cara, era incluso peor que la de Dante. Al final, no le quedó más remedio que ceder y, volviendo a bufar, miró de nuevo al joven.

- ¿A dónde quieres ir primero? -preguntó sin muchas ganas, aunque intentando sonar más o menos amable mientras se tomaba la pequeña molestia de arreglarse el uniforme. Entre unas cosas y otras tenía las ropas desrodenadas y empezaba a tener calor, por lo que se recogió el cabello y se quitó la chaqueta de la cintura, bajándola un poco para atarla de nuevo sobre su cadera, más bien, sobre el inicio de su falda antes de abrocharse apenas dos botones más, uno por abajo y otro por arriba para verse más... Recatada, por así decirlo.

Sus manos se fueron a su espalda entrelazando sus dedos sonriendo a la vez que la mirada con aquella sonrisa de niño bueno - Muéstrame mi nueva habitación~ - la dulzura de su voz era engañosa pero no cabía dudas que el pequeño pre adolescente aún poseía ese encanto infantil que todos los niños poseían. Quizás lo había aprendido para conseguir lo que deseaba o incluso para liberarse de castigos, un niño debía encontrar formas de supervivencia sobretodo al crecer junto a un hermano tan aplicado y educado como lo era el suyo.

Gruñó para sus adentros al verle tan "inocente". Sabía que era un truco, todos los niños de su edad y algo más pequeños usaban su apariencia para camelarse a quien se les pusiera delante, pero nada podía hacer. Las órdenes son órdenes...

- Está bien pequeño... -había terminado por rendirse, de nada le servía discutir más por ello, tan solo esperaba que la directora encontrara pronto a alguien que sí pudiera hacerse cargo del recién llegado o que se decidiera a darle una habitación propia.

- "Esta me la pagas, que lo sepas" -pensó antes de salir del lugar seguida del pequeño, sabiendo bien que, solo con su mirada, la bruja ya sabía lo que le había "dicho".





Continua en: https://desireschool.forosactivos.net/habitacion-n4-ruby-nightmare-f78/guia-turistica-t89.htm#617